Lograr una piel radiante va más allá de la genética; se trata de adoptar hábitos diarios que fomenten la salud cutánea. Comienza tu rutina con una limpieza facial adecuada, eliminando impurezas y preparando tu piel para absorber los nutrientes. La hidratación es clave: elige productos que se ajusten a tu tipo de piel. Además, no subestimes el poder del protector solar para prevenir el envejecimiento prematuro. Este artículo te proporciona los secretos esenciales para mantener una piel resplandeciente y saludable.